Aranjuez es una ciudad llena de talento; muchos artistas de todas las disciplinas viven en esta ciudad, pero, aunque con una historia muy rica, Aranjuez también vive en el presente. El auge de los blogs es evidente y hoy tenemos la suerte de tener de escritora invitada a Marisa, del blog sobre libros y cultura Entre Mil letras.
Ella nos regala sus primeras impresiones tras volver a entrar después de muchos años en El Gran Teatro de Aranjuez.
Os dejamos con sus letras, que transmiten emociones:
Hacía mucho, muchísimo tiempo que no traspasaba las grandes puertas arcadas del teatro. Sabía que todo estaría mejor de cuando lo dejé, más nuevo, más práctico, más hermoso. Pero también sabía que todo estaría con menos recuerdos, más ligero de equipaje, más vacío. El nuevo Teatro Real Carlos III tenía que forjarse su nueva esencia, su nueva historia y su nueva vida. Los antiguos fantasmas seguramente se habían marchado hacía tiempo, sintiéndose perdidos durante veinticinco años. Yo sabía que mis propios fantasmas familiares querían volver a pasearse por sus pasillos, entre sus bambalinas, por sus palcos. Por eso, yo los llevé conmigo a ver y escuchar una de las obras representadas tras la inauguración, una gran ópera que devolvía a los bastidores de este teatro antiguos decorados, ricos vestuarios, un foso lleno de músicos y muchas notas vibrando por toda la sala.
Quería que fuera la música la que les situara de nuevo en la que había sido su casa ya que se puede decir que mis fantasmas casi habían echado los dientes entre estos muros, algunos de ellos vigilándolo todo desde los balcones de enfrente. Porque la música ha estado siempre unida a este teatro.
Desde que Farinelli despertara la pasión por el bell canto en los improvisados escenarios al aire libre, cerca del Palacio Real y en los jardines, los vecinos del Real Sitio no pararon de reunirse para organizar representaciones teatrales y musicales, incluso en casas particulares, y por eso el rey Carlos III ordenó la construcción de este coliseo para dar respuesta a la afición ribereña. Desde ese momento, el teatro no dejó de estar vivo y tanto músicos como actores crearon en él todo tipo de maravillas. Era la música quien, en forma de alegoría, había vigilado a distintas generaciones desde el lienzo que decoraba el techo, ya en 1860, una alegoría en forma de mujer que sujetaba un violín entre sus manos mientras nos miraba desde el cielo con una media sonrisa que presagiaba todo lo que podríamos llegar a disfrutar.
Sus 800 plazas, a finales del siglo XIX, vibraban continuamente con la música de las zarzuelas de moda. Los mejores actores del género chico se pasearon a sus anchas por el escenario de este teatro, siempre con el permiso del «bastonero» quien golpeaba fuertemente con su bastón en el suelo para dar paso a las piezas que amenizaban los descansos de las distintas obras representadas: vals, polca, mazurca, chotis, habaneras. Con estos orígenes, era lógico que el nuevo teatro que surgió en los años treinta uniera su nombre al de la música. Convertido también en sala de cine, el responsable de su gestión «selló» un pacto con su amigo Jacinto Guerrero: él escribiría una zarzuela sobre Aranjuez a cambio de que el teatro llevara su nombre. Y así, cumplidas ambas promesas, El canastillo de fresas envolvió de música el Gran Teatro Maestro Guerrero en el que, muchos de nosotros, descubrimos música, cine y teatro.
Ahora, recuperados sus muros, su escenario, sus butacas, palcos y escaleras; lleno de nuevos tapices, lámparas y cortinajes, ha perdido su nombre musical y nosotros la mirada de la Música sobre nuestras cabezas, pero a cambio podemos ser los testigos directos de esa orquesta que va tomando posesión de su espacio, para inundar este nuevo teatro de una de las artes que siempre le dio sentido: la música.
Muchas gracias Marisa por compartir con nosotros este momento tan especial.
No dejéis de visitar su intereante blog Entre mil letras, en el que habla sobre todo lo que tenga que ver con libros y cultura.
Marisa says
Gracias a vosotros por ser tan valientes como para publicar lo que escribo ;D. Un abrazo enorme.